Favoritos para las elecciones presidenciales, que se realizan este domingo (17), son de derecha, por primera vez después de 20 años de poder del partido de Evo Morales. Según las proyecciones, la elección debe ir a segunda vuelta.
Afectados por una profunda crisis económica, los bolivianos se preparan para dar un giro radical hacia la derecha en las elecciones presidenciales de este domingo (17).
Según las principales proyecciones, el país debe elegir a un candidato de derecha tras 20 años de dominio del Movimiento al Socialismo (MAS), liderado por Evo Morales.
Doria Medina compite por la Alianza Unidad Nacional, y Quiroga, por la Alianza Libre, ambos partidos de derecha. Los dos opositores al actual gobierno prometen poner fin al modelo económico estatal impuesto por el MAS.
El país, con 11,3 millones de habitantes, fuerte influencia indígena y rico en litio, acude a las urnas en un escenario de escasez de dólares, combustibles y alimentos. La inflación acumulada del último año está cerca del 25%, la más alta desde 2008.
La mayoría de la población atribuye la crisis al impopular gobierno del presidente Luis Arce.
“Nuestra situación está realmente (…) por los suelos. Nuestra moneda fue devaluada, los salarios no alcanzan, todo está carísimo”, declaró a la agencia AFP Freddy Millán, ingeniero de 53 años que vive en la ciudad de Santa Cruz.
Durante muchos años, el crecimiento de Bolivia dependió de las exportaciones de gas, su principal fuente de divisas. Sin embargo, desde 2017 la producción ha venido cayendo de forma constante.
Casi ocho millones de bolivianos están registrados para acudir a las urnas. El voto es obligatorio en el país.
Una nueva etapa
La izquierda está encaminándose hacia su peor fracaso electoral desde que llegó a la presidencia de la mano de Morales, quien gobernó de 2006 a 2019. Luego, impulsó la victoria de Arce, su exministro y hoy adversario.
El líder indígena fue impedido por la justicia de buscar un cuarto mandato en estas elecciones. Desde octubre, se refugia en una pequeña aldea en el centro de Bolivia para evitar una orden de captura por un caso de presunto tráfico de menores cuando era presidente, acusación que él niega.
Bajo la protección de sus seguidores, Morales promueve el voto nulo. Ante la probable victoria de sus opositores, afirmó a la AFP que “no va a huir” y que regresará a la “batalla en las calles y en los caminos”.
La disputa entre Morales y Arce en los últimos meses hizo implosionar al MAS y profundizó la crisis económica, con episodios de violencia y bloqueos de carreteras. El enfrentamiento debilitó la popularidad de la izquierda.
El candidato del gobierno, Eduardo Del Castillo, y el senador y líder cocalero Andrónico Rodríguez, ambos de 36 años, aparecen rezagados en las encuestas.
“La crisis nos afectó completamente (…) Creo que todos estamos intentando cambiar este contexto”, dijo Alejandra Ticona, estudiante de Derecho de La Paz de 24 años.
Aunque reconoce que la izquierda benefició a los agricultores, como a su propia familia, hoy quiere la victoria de uno de los dos candidatos de derecha para solucionar los problemas económicos.
Doria Medina y Quiroga prometen un plan de choque muy similar, basado en una reducción drástica del gasto público y el desmantelamiento progresivo de los millonarios subsidios.
“Va a comenzar una nueva etapa en la que lo más importante será recuperar la estabilidad económica, dejar atrás el estatismo y tener una economía capitalista”, dijo Doria Medina en una reciente entrevista a la AFP.
El expresidente Quiroga promete un “cambio sísmico”.
Deseo de cambio
Después de 20 años del MAS en el poder, “el gobierno simplemente ya no puede culpar a nadie más” por la crisis, dijo el internacionalista Pablo Calderón, profesor de la Northeastern University de Londres.
Durante el gobierno de Morales, Bolivia triplicó su producción interna, redujo la pobreza del 60% al 37% y empoderó a la población indígena.
Muchos gobiernos de izquierda que antes dominaban el escenario político en América del Sur perdieron continuidad en la última década. Bolivia había sido la excepción hasta ahora.
Pero si la derecha regresa al poder, Calderón advierte que no debería “hacer cambios extremos de 180 grados”, en particular respecto a los programas sociales que ayudaron a muchas personas a salir de la pobreza.
El hecho es que los bolivianos están abiertos a “cambios”: liberalización de la economía y reducción del papel del Estado, afirma Glaeldys González, analista del Crisis Group para Bolivia, Ecuador y Perú.
“La situación actual es la peor que esta generación ha vivido en el ámbito económico y, creo, que sí hay mucha más apertura para este tipo de política”, enfatiza.